Como ya es tradición un año más se celebró la solemne Inauguración del Nuevo Año Judicial en septiembre. Para ello el Salón de Plenos del Tribunal Constitucional se engalanó ayer para el acto más importante que protagonizan los miembros del Poder Judicial.
La presidencia la ocupó como siempre S. M. el Rey junto al Presidente del Consejo General (a la vez Presidente del Tribunal Supremo), Francisco Hernando; el Ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar y el Fiscal General, Cándido Conde-Pumpido. Estas cuatro autoridades están flanqueadas por cinco más, miembros de la sala de gobierno ordenados según su antigüedad en la Sala.
En este acto solemne, y en virtud de la Ley provisional sobre organización del Poder Judicial de 1870, no ocupan puesto en la mesa presidencial ni el Presidente del Gobierno ni los presidentes de la Cámaras legislativas aunque estén presentes en la sala. No obstante se les situa en un lugar relevante en el estrado a la derecha de la presidencia.
El Salón de Plenos se ordena de la siguiente manera: en primer término, en el lado izquierdo, se sitúan los vocales del Consejo General del Poder Judicial por edad, y, ambos lados, detrás, los magistrados y fiscales de Sala por antigüedad en sus estrados.
Una vez más hubo desencuentros en torno a la colocación de la presidencia. Todo ello se debe a que el poder judicial es independiente, ni siquiera del Ministerio de Justicia, por lo que no se entiende porqué el Ministro de Justicia precede al Fiscal General del Estado. Igualmente, existe controversia en el hecho de que el ministro ocupe ese puesto y se deje fuera de la presidencia a su superior, el Presidente del Gobierno. Los expertos entienden que la presidencia, además de por Su Majestad el Rey, debería estar ocupada únicamente por cargos judiciales. Sin embargo, este acto mantiene el lugar preferente del Ministro de Justicia por una máxima del protocolo: la tradición, ya que antiguamente esa era la ordenación correcta.
El Salón de Plenos se ordena de la siguiente manera: en primer término, en el lado izquierdo, se sitúan los vocales del Consejo General del Poder Judicial por edad, y, ambos lados, detrás, los magistrados y fiscales de Sala por antigüedad en sus estrados.
Una vez más hubo desencuentros en torno a la colocación de la presidencia. Todo ello se debe a que el poder judicial es independiente, ni siquiera del Ministerio de Justicia, por lo que no se entiende porqué el Ministro de Justicia precede al Fiscal General del Estado. Igualmente, existe controversia en el hecho de que el ministro ocupe ese puesto y se deje fuera de la presidencia a su superior, el Presidente del Gobierno. Los expertos entienden que la presidencia, además de por Su Majestad el Rey, debería estar ocupada únicamente por cargos judiciales. Sin embargo, este acto mantiene el lugar preferente del Ministro de Justicia por una máxima del protocolo: la tradición, ya que antiguamente esa era la ordenación correcta.
Durante el acto se suceden los discursos en la presidencia.
Por último señalar que la etiqueta del acto es de lo más solemne. Los miembros del Poder Judicial van con la toga, que se colocan sobre el frac. Muchos de ellos portan condecoraciones sobre la toga (placas, collares, ...). Su Majestad el Rey se coloca el Gran Collar de la Orden de San Raimundo de Peñafort sobre la toga por ser la distinción propia del ámbito de la Justicia.
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