Hace miles de años los Reyes Magos, cargados con sus cofres de oro, incienso y mirra, dieron sus regalos al niño Jesús. Por eso la noche del 5 de enero de cada año es esperada por muchos con gran impaciencia, ya que los pajes de esos tres reyes magos entran en las casas de niños y mayores de todo el mundo para obsequiar a quienes han sido buenos.
Pero aunque el protagonista del 6 de enero es el regalo, no sólo se dan regalos ese día, sino que se regala a lo largo de todo el año por múltiples motivos que están condicionados por la sociabilidad del ser humano.
El regalo representa una muestra de agradecimiento y una llave que abre muchas puertas, tanto a nivel personal como empresarial y especialmente en época navideña.
Regalar es una actividad intensa, creativa y agradable tanto para la persona que elige el regalo como para la persona que lo recibe. Lo malo de los regalos es que, mientras a todos nos gusta recibir un buen regalo, no a todos les gusta buscar el regalo idóneo.
El regalo es una relación biunívoca, es decir, suele darse en los dos sentidos. Una parte hace algo, y otra parte regala algo como muestra de agradecimiento o porque espera obtener algo a cambio. De modo que el regalo es una muestra de agradecimiento, de cariño, de cordialidad, ... Es decir a la otra persona gracias por algo con el objeto adecuado en cada ocasión. Pero si nos equivocamos de regalo, el efecto positivo que deseábamos se puede volver en nuestra contra, por lo que se requiere cuidado y atención.
Hay que tener en cuenta que el regalo suele perdurar en el tiempo, y por lo tanto un buen regalo genera un buen recuerdo. Y un buen recuerdo da a la persona una mejor predisposición hacia nosotros.
El regalo ha de combinar unas características básicas: precio razonable, buen gusto, acorde a la persona o entidad destinataria del mismo y un envoltorio cuidado.
El exterior de un regalo dice mucho del contenido del mismo y de la persona o entidad que lo remite. El cuidado del envoltorio es de vital importancia y añade gran valor al contenido.
Si tenemos una intensa vida social, al igual que se hace con el fichero de comidas, se puede tener un pequeño fichero con los regalos que hacemos, a quien se lo hacemos y el motivo por el cual se hace. Algo obligatorio en las medianas y grandes empresas ya que así no se repetirán y se podrá ver la evolución de los mismos con el tiempo.
Los regalos tienen que abrirse en el momento de la entrega, lo que denota interés y es una forma de agradecimiento inmediata. Pero en otras culturas es totalmente diferente, por ejemplo la entrega de regalos en Japón. Si el regalo es comida y/o bebida han de ofrecerse al momento de verlas.
Si la persona que regala no está presente (envió el regalo por otro medio) se le agradecerá por carta (formal) o por teléfono si se tiene confianza (informal).
Pero regalar no es fácil. Regalar, es todo un arte y como tal arte hay que practicarlo, perfeccionarlo y, si cabe, mejorarlo con consejos.
¿Mañana que traerán los Reyes Magos? ¿Regalos o carbón?
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