A continuación podemos leer lo más relevante del texto:
Dos bloggers de elevada visibilidad, Tim O’Reilly y Jim Wales, inician una campaña para el desarrollo de un código de conducta que permita ir creando dinámica e intentando limpiando de basura las conversaciones en la web. La noticia la recoge el New York Times en “A Call for Manners in the World of Nasty Blogs“, y cuenta con mi total y absoluta simpatía y aplauso, no puede parecerme más apropiada. Me parece fundamental que este tema, una verdadera lacra del entorno conversacional que está empezando a edificarse, llegue al estatus de preocupación y discusión colectiva. Los códigos de conducta no son más que eso: códigos completamente voluntarios que no obligan a nada ni a nadie, pero cuando son suficientemente comentados y discutidos permiten que se vaya creando un cierto y muy necesario poso de concienciación, de sensación de “quién hace mal las cosas”, de herramienta para reaccionar ante los inadaptados que no se saben comportar en el nuevo entorno. Se empieza por un comentario descalificante, se sigue con lo directamente agresivo, y se acaba en las amenazas directas, un proceso que ya tuve el disgusto de experimentar en alguna ocasión y de poner en manos de la policía, y que te lleva a repensarte muchas cosas.Los seis principios que Tim O’Reilly refleja en su entrada son:
- Asume la responsabilidad no sólo por tus propias palabras, sino también sobre los comentarios que permites en tu blog.
- Etiqueta tu nivel de tolerancia para comentarios abusivos.
- Considera eliminar los comentarios anónimos.
- Ignora a los trolls.
- Continúa la conversación fuera de Internet, habla directamente, o encuentra a un intermediario que pueda hacerlo.
- Si conoces a alguien que se está comportando mal, hazlo saber.
- No digas nada online que no podrías decir en persona.
Algunos de los cuales me evocan claramente el camino que he ido siguiendo mentalmente en los últimos tiempos y que me llevaron en su momento a escribir entradas progresivamente más duras, como ésta, ésta, ésta o esta otra, y que han ido dando forma a la frase que hoy veis encima de la ventanita de escribir cuando os disponéis a hacer algún comentario. Partiendo de los seis principios definidos por O’Reilly, Jim Wales ha hecho lo que él sabe hacer y se ha hecho famoso haciendo: abrirlos a la participación en forma de wiki en su página de Wikia, donde están en proceso de reflexión y enriquecimiento. Seguiré el proceso con suma atención, porque realmente creo que hablamos de algo muy importante, de sentar las bases para crear un entorno de conversación con unas reglas razonables en la red. Me niego a aceptar el derrotismo del “siempre ha sido así”, “siempre ha habido trolls” o “es parte de la naturaleza humana”. Se trata de un comportamiento asqueroso, repugnante y de cobardes que hay que eliminar. Hay que dotar de lógica y de base los comportamientos defensivos de quienes tenemos un sitio en la web y pretendemos defendernos de aquellos que no aspiran más que a llenarlo de porquería. El código de conducta pone una necesaria discusión encima de la mesa, y en ese sentido, me parece muy, pero que muy recomendable tomar una actitud proactiva y de apoyo al mismo. Algo de lo que nos beneficiaremos todos y de lo que se beneficiará también la conversación.
Ya hace casi año y medio que hablabamos de este tema en el blog en "El hombre maleducado y las nuevas tecnologías" a razón también, de un post de Enrique Dans. Y "conversando" sobre el tema acabamos por calificar a todo troll como un maleducado.
Pero, al igual que la otra vez, los comentarios a Dans aportan muchas ideas que debemos considerar.
De nuevo afloran las referencias a la sociología y al comportamiento humano.
Y también se confirma la necesidad de un comportamiento cívico y educado en la red, al igual que en la vida real, ya que; obviando las diferencias claras, estamos "conviviendo" y comunicándonos en sociedad.
Como varios comentarios dicen: los códigos de conducta y la buena educación existen desde que el hombre vive en comunidad; y la netiqueta existe desde que Internet se creó. Por ello, el problema no está en la existencia o no de dichas normas de buen comportamiento, sino que el problema reside en el incumplimiento e irreverencia hacia ellas.
Entonces la pregunta clave es ¿cómo hacer cumplir la netiqueta en la red?
No sabemos la respuesta pero será muy difícil obtenerla ya que, en la vida real, lamentablemente también hay muchas personas que tampoco cumplen las normas de buena educación.
El hombre maleducado y las nuevas tecnologías
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