domingo, abril 24, 2005

Ceremonial de Entronación del Papa Benedicto XVI

La inauguración oficial de un Pontificado se conoce como rito de coronación. Pero esta vez este acto no se celebró el domingo 24 de abril a las 10 de la mañana en la ciudad del Vaticano, sino que se hizo el acto de entronización ante miles de fieles para entronizar al nuevo Papa, Benedicto XVI.


Rito de entronización

El rito estuvo basado en lo previsto en la reforma del Concilio Vaticano II y en modos milenarios.

-Comenzó con la bajada de Benedicto XVI a la Tumba de San Pedro, en las Grutas Vaticanas para orar ante el Apóstol junto a los patriarcas de las iglesias orientales. Esta visita fue una de las novedades de la liturgia.

-Después todos los cardenales en procesión se dirigieron hacia el atrio de la basílica de San Pedro, en cuyo balcón central colgaba un gran tapiz, que representaba la pesca milagrosa y a Jesús hablando con Pedro. Benedicto XVI portaba una casulla de color oro viejo que usó Juan Pablo II y también el mismo Báculo del anterior Papa durante toda la mañana.
-La misa se inició a las 12 de la mañana en la escalinata de San Pedro ante más de 350.000 fieles. La misa fue concelebrada por 150 cardenales y las lecturas se hicieron en inglés y español. Tuvo una duración de 3 horas. La lectura del Evangelio se hizo en latín y griego.




-Los momentos más emocionantes fueron la imposición de los símbolos del Papa: el Palio y el Anillo del Pescador.
El Palio se lo impuso el cardenal protodiácono, el chileno Jorge Medina Estévez. La estola, que simboliza al Salvador que encontrando al hombre como a la oveja descarriada lo carga a sus espaldas, fue confeccionada con lana de cordero. Hasta ahora medía entre cuatro y seis centímetros de ancho y no era excesivamente largo. Benedicto XVI ha recuperado la medida original y la que hoy le fue impuesta mide 2,60 metros de largo y 11 centímetros de ancho. Sobre la misma habían sido colocadas cinco cruces rojas, que recuerdan las cinco llagas de Cristo, con alfileres, que recuerdan los clavos de la cruz. -El Anillo del Pescador se lo colocó el Decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, en el dedo anular de la mano derecha.

El Anillo del Pescador es diferente al que usaba Juan Pablo II. Ahora lleva inciso el mismo tema que el Sello de plomo (el que usa para sellar documentos), a Pedro tirando las redes para pescar. Benedicto XVI lo llevará hasta su muerte, cuando el Camarlengo se lo retire y lo machaque para que nadie pueda usarlo y a la vez para simbolizar el final del Papado.
-El ritual concluyó con el “Rito de la Obediencia”. Hasta ahora eran los cardenales los que se arrodillaban ante el Papa, pero hoy lo hicieron doce personas en recuerdo del número de los Apóstoles. Fueron tres cardenales, un obispo, un presbítero, un diácono, un religioso, una religiosa, un matrimonio y dos muchachos.
-La comunión la dieron 320 sacerdotes, tras recordarse por los altavoces que la comunión estaba reservada sólo a los católicos.
-La misa terminó con un recorrido del Papa por la plaza de San Pedro en un jeep blanco descubierto, entre los fieles.



-Después, dentro de la basílica de San Pedro, a los pies del Bandaquino de Bernini, se hizo una recepción a los pies del altar donde todas las personalidades saludaron durante un minuto aproximadamente al nuevo Papa. También en este momento, Benedicto XVI, tuvo un trato preferente para con los monarcas españoles, a quienes por razones históricas y protocolarias, correspondió anticiparse a las restantes representaciones. Así, Don Juan Carlos y Doña Sofía saludaron al nuevo Papa en tercer lugar, tras el Presidente y Canciller alemanes (que lo hicieron los primeros) y el Presidente de la República Italiana. Después de conversar casi un minuto con Benedicto XVI, el Rey Don Juan Carlos le presentó al resto de miembros de la delegación española.


Hubo poca representación internacional en esta coronación en comparación con el funeral de Juan Pablo II. Sólo 36 jefes de estado y un total de 140 delegaciones de los principales países del mundo.También asistieron representantes de la iglesias ortodoxas, entre ellos el arzobispo Kirill, número dos del patriarcado de Moscú; y el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, de la Comunión Anglicana.

Al igual que en el funeral de Juan Pablo II, cada delegación pudo constar únicamente de cinco miembros. En el caso español, acudieron Sus Majestades los Reyes presidiendo la delegación de nuestro país. Esta fue la tercera vez que Don Juan Carlos y Doña Sofía acudan a un evento de estas características, tras estar presentes en las entronizaciones de Juan Pablo I (5 de septiembre de 1978) y Juan Pablo II (23 de octubre de 1978).
El presidente José Luis Rodríguez Zapatero no acudió al Vaticano, pero sí lo hizo en representación del Gobierno los ministros de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos; el de Justicia, López Aguilar y el titular de la cartera de Defensa, José Bono, que se sentaron cinco filas más atrás que los Reyes.
Sin embargo, otros miembros de la política, de la diplomacia española y otras personalidades asistieron al rito de Inauguración del Pontificado fuera de la delegación ya que la Santa Sede envió una cincuentena de invitaciones extra.



Los miembros de las Casas reales fueron en esta ocasión menos numerosos que en el funeral de Juan Pablo II. Sólo fueron: Los Reyes de España, Carlos Gustavo XVI de Suecia, el Duque de Edimburgo –esposo de la Reina Isabel II-, el Príncipe Alberto de Mónaco –con banda negra en señal de luto por su padre- y los Príncipes herederos de Holanda y Bélgica.

Las damas llevaban diferente etiqueta, unas de traje corto y otras de traje largo. Pero todas de negro excepto dos de ellas. La Reina Doña Sofía y la Gran Duquesa de Luxemburgo(sentada en el banco inmediato de la derecha) fueron de vestido largo de color blanco, con peineta blanca y mantilla del mismo color, un privilegio exclusivo para las reinas católicas.
Ellos vestidos con etiqueta diferente una vez más. Vimos trajes, fracs y uniformes de gala, pero la delegación española fue correctamente ataviada. El Rey iba con uniforme de gala de capitán general y sobre el pecho el Toisón de oro y la delegación de frac con pajarita blanca y condecoraciones. Y una vez más, los Reyes de España estuvieron situados en un lugar totalmente privilegiado. Se sentaron en el mismo banco que en el funeral de Juan Pablo II, en primera fila, pero esta vez acompañados a su izquierda por el número dos del Vaticano, el arzobispo Leonardo Sandra.

-Hay que destacar que los Reyes de España asistieron el sábado por la noche a una Cena de Gala en la Embajada de España en Roma en la que efectuó el papel de anfitrión el embajador Jorge Dezcállar y fueron invitados la delegación española, obispos españoles y otras personalidades, como ya es tradición el día antes a la entronización del Papa.

-Así mismo mañana, lunes, día 25 de abril, Benedicto XVI recibirá a las delegaciones oficiales que hayan participado en la misa de Inauguración del Pontificado y a los embajadores de las 175 naciones acreditadas ante la Santa Sede.

Además, hoy se realizó una entronización del Papa, no la ceremonia de coronación, que ha sido aplazada y no se celebrará hasta 15 de mayo.



Hoy hemos visto una ceremonia cargada de símbolos pero muy sencilla y solemne. Ha sido bastante diferente a las ceremonias tradicionales, lo que indica que el S.XXI comienza a dejar su impronta en la Iglesia Católica y muestra novedades, que no son más que formas simplificadas de las antiguas, que se adecúan más a la sociedad y forma de pensar de los fieles actuales. Unos fieles que rechazan cada día más los grandes boatos y lujos papales y piensan más en el espíritu y la caridad humana.
Pero como siempre, la iglesia no defraudó.

Su protocolo y ceremonial se desenvolvió a la perfección demostrando una vez más que la previsión es básica en la realización de cualquier acto.

Procesiones, ropajes, espacios grandes, símbolos, música, discursos (homilía), público, ... La iglesia sabe conjugar a la perfección todos los elementos necesarios para hacer que una ceremonia se convierta en algo para presenciar y más tarde, contar encantado.



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