En este documento en pdf nos dan las claves de este protocolo.
-Se explica cómo organizar un evento deportivo, antes, durante y después.
-Se aportan las ideas básicas del protocolo olímpico.
-Los momentos más emocionantes fueron la imposición de los símbolos del Papa: el Palio y el Anillo del Pescador.
El Palio se lo impuso el cardenal protodiácono, el chileno Jorge Medina Estévez. La estola, que simboliza al Salvador que encontrando al hombre como a la oveja descarriada lo carga a sus espaldas, fue confeccionada con lana de cordero. Hasta ahora medía entre cuatro y seis centímetros de ancho y no era excesivamente largo. Benedicto XVI ha recuperado la medida original y la que hoy le fue impuesta mide 2,60 metros de largo y 11 centímetros de ancho. Sobre la misma habían sido colocadas cinco cruces rojas, que recuerdan las cinco llagas de Cristo, con alfileres, que recuerdan los clavos de la cruz. -El Anillo del Pescador se lo colocó el Decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, en el dedo anular de la mano derecha.
-Después, dentro de la basílica de San Pedro, a los pies del Bandaquino de Bernini, se hizo una recepción a los pies del altar donde todas las personalidades saludaron durante un minuto aproximadamente al nuevo Papa. También en este momento, Benedicto XVI, tuvo un trato preferente para con los monarcas españoles, a quienes por razones históricas y protocolarias, correspondió anticiparse a las restantes representaciones. Así, Don Juan Carlos y Doña Sofía saludaron al nuevo Papa en tercer lugar, tras el Presidente y Canciller alemanes (que lo hicieron los primeros) y el Presidente de la República Italiana. Después de conversar casi un minuto con Benedicto XVI, el Rey Don Juan Carlos le presentó al resto de miembros de la delegación española.
Los miembros de las Casas reales fueron en esta ocasión menos numerosos que en el funeral de Juan Pablo II. Sólo fueron: Los Reyes de España, Carlos Gustavo XVI de Suecia, el Duque de Edimburgo –esposo de la Reina Isabel II-, el Príncipe Alberto de Mónaco –con banda negra en señal de luto por su padre- y los Príncipes herederos de Holanda y Bélgica.
Las damas llevaban diferente etiqueta, unas de traje corto y otras de traje largo. Pero todas de negro excepto dos de ellas. La Reina Doña Sofía y la Gran Duquesa de Luxemburgo(sentada en el banco inmediato de la derecha) fueron de vestido largo de color blanco, con peineta blanca y mantilla del mismo color, un privilegio exclusivo para las reinas católicas.
Ellos vestidos con etiqueta diferente una vez más. Vimos trajes, fracs y uniformes de gala, pero la delegación española fue correctamente ataviada. El Rey iba con uniforme de gala de capitán general y sobre el pecho el Toisón de oro y la delegación de frac con pajarita blanca y condecoraciones. Y una vez más, los Reyes de España estuvieron situados en un lugar totalmente privilegiado. Se sentaron en el mismo banco que en el funeral de Juan Pablo II, en primera fila, pero esta vez acompañados a su izquierda por el número dos del Vaticano, el arzobispo Leonardo Sandra.
-Hay que destacar que los Reyes de España asistieron el sábado por la noche a una Cena de Gala en la Embajada de España en Roma en la que efectuó el papel de anfitrión el embajador Jorge Dezcállar y fueron invitados la delegación española, obispos españoles y otras personalidades, como ya es tradición el día antes a la entronización del Papa.
-Así mismo mañana, lunes, día 25 de abril, Benedicto XVI recibirá a las delegaciones oficiales que hayan participado en la misa de Inauguración del Pontificado y a los embajadores de las 175 naciones acreditadas ante la Santa Sede.
Además, hoy se realizó una entronización del Papa, no la ceremonia de coronación, que ha sido aplazada y no se celebrará hasta 15 de mayo.
Tras la entrega del Premio Cervantes comenzó la lectura de los discursos.
Primero lo leyó el galardonado, Sánchez Ferlosio, desde un atril.
Después lo leyó la ministra de Cultura, Carmen Calvo.
Finalmente el Rey leyó su discurso.
El Premio Cervantes, otorgado por el Ministerio de Cultura de España y entregado por primera vez en 1976 a Jorge Guillén, está destinado a distinguir la obra de un autor español o latinoamericano, cuya contribución al patrimonio cultural hispánico haya sido decisiva. Se entrega en esta localidad por ser el lugar donde nació el escritor y en esta fecha por ser el día de su muerte en 1616. Este año se está celebrando el cuarto centenario del Quijote. Este premio está considerado el máximo galardón de la literatura en castellano.
Es tradición que los Reyes hagan todos los años entrega de este galardón.
Para ello el paraninfo ha sufrido varios cambios en la colocación de mobiliario y en número de invitados (en sus comienzos aquello estaba lleno de cosas y personas desluciendo la ceremonia).
La etiqueta para los hombres es asistir con chaqué, como vemos vestir al Rey y a Sánchez Ferlosio en la fotografía.
Una hora después de la fumata, Joseph Ratzinger hacía su primera aparición pública como Benedicto XVI precedido por la Cruz. En el balcón de la Basílica de San Pedro y rodeado de todos los purpurados ha impartido la tradicional bendición “Urbi et Orbe” y ha pronunciado su primer discurso como Papa en el que se ha declarado “un trabajador de la viña del Señor” y ha apelado a la oración de todos los fieles, tras hacer referencia explícita a su antecesor, Juan Pablo II.
Después del juramento, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias intimó el "extra omnes" y quien no participó en el cónclave abandonó la Capilla Sixtina. Solo se quedaronn el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas y el cardenal Tomas Spidlik, para la meditación, y una vez terminada, también ellos dejaronn la Capilla Sixtina.
Antes de que se marcara definitivamente el inicio del Cónclave, para lo cual el cardenal Pietro Marini pronunció la fórmula “¡Extra omnes!” (“Todos fuera”), Joseph Ratzinger pronunció el necesario juramento “toda la Iglesia, unida a nosotros en la oración, invoca la gracia del Espíritu Santo para que sea elegido de nosotros un digno pastor de todo el rebaño de Cristo. El Señor dirija nuestros pasos por la vía de la verdad”, promesa que con él efectuaron todos los cardenales y cuyo incumplimiento supondría la excomunión. Posteriormente, el cardenal emérito, Tomas Splidik, pronunció la meditación y se cerraron definitivamente las puertas.
Nada más comenzar, el último cardenal diácono fue el encargado de realizar un sorteo para determinar quiénes serán los tres escrutadores, quiénes los tres revisores y quiénes los tres infirmarii (encargados de recoger el voto de los enfermos), personajes clave para el control de las votaciones. Éstos se sentaron en una mesa aparte, separados del resto de purpurados.
Tras las deliberaciones de la tarde finalmente salió una fumata negra a las 20:10h por lo que el cónclave continuará hasta que se elija al próximo papa.
- Un día en el Cónclave
Cada día que dure el Cónclave se iniciará para los cardenales con una misa a las 7.30 de la mañana. A las 9.00 comenzarán cada sesión de reuniones matinal en la capilla sixtina, que terminará con dos votaciones y una primera fumata a las 12.00 de la mañana. Tras el almuerzo, la reclusión en la Sixtina se reanudará a las 16.00 horas, de nuevo tras dos escrutinios, habrá una fumata en torno a las 19.00 horas (siempre que la elección del Papa no se adelante). Tras la segunda votación se rezarán vísperas.
El proceso de votación es sencillo, los ceremonieros reparten dos papeletas a cada cardenal, tras meditar su elección, cada uno de los purpurados se levanta de su puesto con su papeleta –en la que aparece la fórmula “Eligo summun pontificem” y el nombre (con caligrafía lo más neutra posible) del elegido– doblada en dos, repite el juramento y la coloca en un plato para después arrojarla en la urna correspondiente. Así procederán los 115 cardenales presentes en el Cónclave hasta que se llegue a un acuerdo común de dos tercios.
Entonces, tras preguntar al elegido si acepta el cargo y cómo quiere ser llamado, se le trasladará a la sala donde le esperan las blancas vestiduras papales.
Se verá una fumata blanca y las campanas de San Pedro repicarán.
No sólo está todo dispuesto en la Capilla Sixtina para el inicio del Cónclave, sino que todo el Vaticano y la ciudad de Roma están ya preparados para este acontecimiento histórico. De nuevo, la ciudad eterna, deberá demostrar su capacidad de organización de un evento de estas características.
Mientras el balcón central de San Pedro ya tiene las tradicionales cortinas de raso rojo –que sólo se abrirán para dejar paso al Sumo Pontífice tras la proclamación “Habemus Papam”-, a sus pies la ciudad se prepara para recibir a unos 200.000 peregrinos, 7.000 periodistas y demás visitantes con un titánico despliegue de medidas de seguridad.
-El ámbito del cónclave comprende la Domus Sanctae Marthae y la Capilla Sixtina.
-Los cardenales pueden recorrer a pie, o si alguno lo prefiere en autobús el trayecto que va por el camino detrás de la basílica vaticana. Naturalmente no habrá personas a lo largo del recorrido. Los accesos al patio de San Dámaso se precintarán.
-Esos días los turistas no podrán subir a la cúpula de la basílica ni entrar en los jardines vaticanos. En cambio los peregrinos podrán visitar la tumba de Juan Pablo II durante el horario de apertura de las grutas vaticanas.
-Los cardenales van vestidos con sus ropajes rojos.
Información sobre el cónclave
Fotografías
Protocolo en el funeral del Papa
Mañana será el funeral en la catedral de Mónaco, a la que asistirán unas 50 personalidades de la Realeza y representantes de gobiernos e instituciones internacionales, en medio de extremas medidas de seguridad.
El Rey Don Juan Carlos será el miembro de la Casa Real española que viajará mañana a Mónaco para asistir al funeral.
Nada más llegar a Mónaco, Don Juan Carlos, visitará la capilla ardiente de Rainiero III, instalada en la capilla del Palacio de los Grimaldi.
Tras visitar la capilla ardiente, Don Juan Carlos dará el pésame a los tres hijos de Rainiero III: Alberto II, su sucesor, y las Princesas Calorina y Estefanía.
El Rey asistirá posteriormente, junto a una amplia representación de la realeza europea, de gobiernos e instituciones internacionales, al funeral por Rainiero III, que se celebrará en la catedral de San Nicolás, próxima al palacio, y en la que será enterrado, junto a la lápida de su esposa, la Princesa Grace.
Sólo los ciudadanos de este pequeño Estado mediterráneo podrán acceder a la plaza que hay frente al palacio y la catedral, para seguir desde allí el funeral, que tiene una capacidad de 3.000 personas.
Después de asistir al funeral, Don Juan Carlos regresará a Madrid a primera hora de la tarde.
El protocolo de estas exequías será diferente al del funeral del Papa Juan Pablo II, a pesar de ser también una liturgia católica.
Listado de asistentes
Capilla ardiente de Rainiero III
Mónaco y Rainiero III
El domingo 10 de abril a partir de las 14:00 h los monegascos y residentes en el Principado comenzaron a visitar en pequeños grupos el palacio de Mónaco para rendir en la Capilla Palatina el último homenaje solemne a los restos mortales de Rainiero III, en medio de estrictas medidas de seguridad.
Para ello se han abierto las puertas de la capilla de San Juan Bautista, un pequeño templo del siglo XVII de estilo barroco situado en el Palacio del Príncipe, con capacidad para albergar a medio centenar de personas.
Rainiero, que murió el miércoles al alba a los 81 años, será inhumado el viernes 15 en presencia de jefes de estado y personalidades de la nobleza europea. Pero desde el domingo hasta el miércoles se podrán homenajear los restos del monarca. Por ejemplo hoy lunes la capilla ardiente está reservada a los funcionarios del país y al cuerpo diplomático y consular.
La capilla ardiente es un decorado sobrio donde el cuerpo del príncipe está vestido con su uniforme de honor y sus medallas, y está flanqueado por la guardia de honor.
Antes de que empezaran a desfilar los monegascos, entró a Palacio una delegación de tenistas que participan en Mónaco en el torneo ATP de Tenis, compuesta por el ruso Marat Safin y el español Juan Carlos Ferrero, ya que hoy comenzó el Masters Series de Montecarlo.
El príncipe Alberto de Mónaco ha afirmado que "Todos nosotros estamos huérfanos de ese gran hombre y la profunda tristeza y el duelo que sentimos acercan nuestros corazones y deben soldar, más que nunca, a nuestra comunidad". A través de un comunicado difundido por el Palacio, Alberto llamó a los monegascos a la oración. Recordemos que el Principado es un Estado de confesión católica.
(En esta fotografía se puede observar como las banderas del Principado de Mónaco están de luto oficial. Ambas banderas están en el interior por lo que pueden usar corbatas o crespones. En este caso se ha optado por el crespón negro que está colocado correctamente sobre la parte superior del escudo. Además el lazo de pajarita presenta las dos caídas reglamentarias. Así mismo podemos ver a la derecha un marco de plata con la fotografía de Rainiero donde está situado en la esquina superior derecha un lazo negro.)
El funeral será el viernes 15 por lo que a partir del jueves el Principado de Mónaco se convertirá en una auténtica 'burbuja' dentro de la cual se han extremado las medidas de seguridad para evitar cualquier incidente.
De este modo el viernes, el cuerpo de Rainiero se trasladará desde la capilla ardiente a la catedral por miembros de la archi-congregación de los penitentes negros, la misma que cada Viernes Santo lleva en procesión a un cristo por las calles del Principado.
Dada la escasa capacidad de la catedral, que apenas puede acoger a 800 personas, los responsables han previsto dos funerales: uno a mediodía para las autoridades y otro por la tarde para los monegascos.
Se espera la asistencia a la ceremonia de medio centenar de jefes de Estado, en su mayoría europeos, por lo que se ha preparado un plan especial de seguridad que con un millar de agentes y dispositivos terrestres, aéreos y marítimos, en coordinación con las autoridades francesas.
Mientras una carpa especial ha sido habilitada para acoger los más de 4.000 ramos de flores que se espera lleguen al Principado en estos días y que, antes de ser enviados a Palacio, pasarán por un detector de metales y de bombas.
Mónaco y Rainiero III
El heredero de la corona británica Carlos de Inglaterra se casó ayer, sábado 9 de abril, con Camila, ahora ya duquesa de Cornualles, en el ayuntamiento de Windsor en un enlace civil.
Recordamos que el matrimonio debía celebrarse el viernes 8 de abril, pero la muerte del Papa Juan Pablo II obligó a retrasarlo ya que el Príncipe Carlos acudió como representante de la Jefatura de Estado británica a los funerales oficiados en Roma el viernes.
Así, el matrimonio se celebró en el pueblo de Windsor, constando de tres actos: primero una boda civil, después una Bendición religiosa y por último un banquete.
Dos horas antes del enlace, Camila abandonó Clarence House en Londres, como hiciera Lady Diana, para dirigirse a Windsor. Mientras Carlos salió de Highgrove, su residencia campestre al oeste de Inglaterra, al igual que en su anterior boda, junto a sus dos hijos. Así se cumplió la tradición de no pasar juntos la noche previa al enlace.
Llegados al castillo de Windsor procedieron a vestirse para la ceremonia.
-Matrimonio civil:
A las 12:00 (hora británica) apareció un autobús con los invitados.
A las 12:15 salió del castillo de Windsor un antiguo Rolls-Royce de 1962, que perteneció a la Reina Madre y fue usado también en la boda del Príncipe Eduardo- hermano de Carlos-, llevando a la pareja a través de las calles del pueblo para dejarlos al pie del Consistorio, donde tuvo lugar el enlace.
El matrimonio fue una simple Ceremonia civil de 20 minutos de duración a la que asistieron 30 invitados (las personas más allegadas de la pareja), pero entre los que no estaban ni la Reina ni el duque de Edinburgo, los padres del novio.
Tras el 'sí quiero' en el Ayuntamiento, los recién casados volvieron al castillo.
-Bendición Religiosa:
A partir de las 13:30 comenzaron a llegar los invitados en autobuses para asistir a la bendición religiosa que tendría lugar en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor. En ese lugar hacía 3 años que se celebrara el Funeral por la Reina Madre.
A las 14:30 aparecieron en la capilla los recién casados, con cambios en sus trajes, y se colocaron en el altar. A esta ceremonia sí asistió la Reina acompañada de su esposo el Duque de Edimburgo, a quienes recibió en la puerta el obispo de Windsor, ayudante del obispo de Londres. Tras los invitados y los novios, los soberanos hicieron su entrada en la capilla en último lugar y se situaron el lugar de honor reservado para ellos a la derecha del altar.
Comenzó entonces una ceremonia, férreamente adscrita a la liturgia anglicana, solemne –algo a lo que contribuye la propia liturgia- y caracterizada por la sobriedad. Este acto, pensado por la Iglesia de Inglaterra para aquellos contrayentes que no pueden contraer matrimonio religioso –dada su condición de divorciados- no ha incorporado en esta ocasión ningún detalle excepcional.
Así el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, líder de la Iglesia Anglicana, bendijo a la pareja, que arrepintió de sus pecados y se juró fidelidad, y también bendijo los anillos fabricados con oro del País de Gales, como ya es tradición.
A esta ceremonia asistieron 700 invitados, el primer ministro británico Tony Blair, actores, músicos, amigos y muy muy pocos miembros de las Casas Reales Europeas. Tan sólo ocho representantes estuvieron presentes: el rey de Bahrain; el príncipe heredero de Noruega, Haakon, y su mujer, Mettemarit; el príncipe Radu de Hohenzollerns y la princesa Margarita de Rumanía; el príncipe Turki Al Faisal; el príncipe Bandar de Arabia Saudí; el rey de Grecia en el exilio, Constantino; el príncipe Constantino de Holanda y el príncipe Alejandro de Yugoslavia.
La Casa Real Española disculpó la ausencia de los Príncipes de Asturias alegando su presencia en la investidura Doctor Honoris Causa del Presidente Chileno, Ricardo Lagos, en la Universidad de Salamanca.
A las 16:00h la pareja salió del castillo de Windsor junto a miembros de la familia real, los parientes de Camila, el arzobispo de Canterbury y el deán de Windsor y posó en la escalinata ante la prensa. La Reina ni se paró 5 segundos al lado de estos y se marchó al banquete. Mientras los invitados salían del castillo la pareja se dio su primer baño de multitudes saludando durante más de 15 minutos a la ciudadanía congregada en el lugar.
-Banquete:
El último acto de esta boda fue la recepción ofrecida por la Reina Isabel II en las Residencias Reales del castillo de Windsor en honor a la pareja.
Durante la recepción a la que asistieron cerca de 800 invitados, se sirvieron más de 16.900 canapés, sandwiches de salmón ahumado y de carne de venado asada con grosella de Balmoral, montados con huevos y berros, rollos de camarones y pastelitos vegetarianos, diversos pastelitos, helados, tartas de limón caramelizado, tartaletas de fresa y un pastel especial de fruta galesa.
La tarta nupcial ofrecida en la recepción de la boda de Carlos de Inglaterra y Camila, fue elaborada con frutas de cultivo biológico, como corresponde a la gran afición que el príncipe de Gales tiene por ese tipo de agricultura. Era de forma cuadrada, llevaba un monograma del príncipe de Gales con la corona, la jarretera y las tres plumas, y estaba adornada por una especie de bóveda octogonal con una corona. Cada una de las caras del octógono presentaba un dibujo distinto. Así, en uno figuraba el escudo del Ducado de Cornualles y, en otro, el de Rothesay, títulos del heredero del trono y también de su esposa. Otra de las caras presentaba una guirnalda rodeada por un camafeo de perlas con la inicial 'C' mientras que en otras aparecían rosas para representar a Inglaterra, puerros y narcisos para simbolizar a Gales y cardos en representación de Escocia.
Para cortar el pastel, Carlos y Camila han utilizado el sable naval de Carlos, que perteneció originalmente al bisabuelo del primero, el rey Jorge V, y que se usa normalmente en las ceremonias de investidura.
Finalmente los esposos abandonaros el castillo para empezar su luna de miel en la mansión Birkhall, perteneciente al castillo de Balmoral en Escocia.
Destacar que no fue un banquete sentado, sino un buffet y que no hubo baile.
Antes de comenzar la recepción se hicieron las fotografías oficiales del enlace donde está la Reina junto a la pareja.
Etiqueta:
-Boda Civil:
Camila asistió a la boda civil con un vestido a media pierna en en blanco roto y un abrigo a juego, diseñados por Anna Valentine. Los zapatos de tacón bajo a juego de Linda Bennett, una pamela bastante vistosa en el mismo tono de Philip Tracey y una cartera.
Carlos, como sus dos hijos, lució un chaqué negro y gris, con camisa de rayas azules y cuellos blancos y corbata estampada, lució en la solapa la rosa de cinco pétalos, símbolo de la Casa de los Tudor.
-Bencición Religiosa:
Camila cambió totalmente su atuendo por un vestido largo y vaporoso de estilo princesa con abrigo hasta los pies de color azulplateado en seda con bordados dorados, un tocado de espigas y un ramo de lilas.
Carlos sólo se cambió la flor del ojal, ahora con la flor de Inglaterra, típica de los novios ingleses.
Hay que señalar que Carlos no se puso traje militar ni condecoraciones, cosa que sí hizo en su anterior matrimonio y que es lo usual en herederos reales.
También hay que decir que los invitados presentaron una gran variedad de trajes por lo que la etiqueta no se siguió correctamente en el acto de la bendición religiosa. Si fuese una boda no habría dudas, a esa hora sería traje corto para mujeres y chaqué o traje militar para hombres. Pero como esta ceremonia fue tan excepcional y rara, los hombres aparecieron llevando trajes oscuros, chaqués y trajes militares. Las únicas que fueron correctamente vestidas fueron las damas, todas de traje corto y pamela o tocado.
-Música:
La ceremonia religiosa, prácticamente nupcial, estuvo acompañada por música de cámara a cargo de la Orquesta Filarmónica y el Coro de la Capilla, integrado por más de 20 niños del colegio de San Jorge, situado en terrenos del castillo.
La música de Haendel y Bach fue elegida por los propios contrayentes. También se interpretó una pieza hecha para la ocasión.
Cerró la ceremonia el tradicional “Dios salve a la Reina”, himno británico de obligada interpretación en todos aquellos actos que presida la soberana.
Además, la contralto rusa Ekaterina Semenchuck, que vino especialmente para la boda, cantó la versión del Credo de la liturgia ortodoxa rusa de Aleksandr Gretchaninov, mientras se escuchó la cantanta «Nun komm, der Heiden Heiland» de Johann Sebastian Bach.
En la recepción una joven de 23 años, Jemima Phillips, de Gales, animó la celebración con su arpa.
-Esta ceremonia no fue una boda. (piensese en la definición de los enlaces reales)
-A la ceremonia civil invitaron los novios.
-A la bendición religiosa y recepción invitó la Reina.
-No se señaló la etiqueta para los hombres.
-Fue patente la desaprobación de la Reina a este matrimonio protocolariamente hablando (asistencia a los actos de su persona, invitados, su colocación, ...).
-Camila, ahora ya Princesa de Gales, no usará ese título porque recuerda a Lady Diana. Se le llamará Duquesa de Cornualles.
-La seguridad se reforzó en torno al castillo habiendo casi mayor presencia policial que personas.
-La retransmisión de la boda se hizo para millones de personas a través de la Televisión. La BBC hizo una muy buena cobertura del acontecimiento. Mientras, TVE hizo un especial desde la 13:15 h (horario español) hasta las 15:00 h y de las 15:35 h hasta las 18:00 h además de dedicarle un reportaje en el programa Informe Semanal por la noche. El programa especial estuvo presentado por Cristina García Ramos, presentadora y directora del programa "Corazón Corazón", y demostró que no supo hacerlo ni medianamente bien. Esa retransmisión, bajo mi punto de vista de periodista y experta en protocolo, fue un desastre. Las imágenes se repetían contínuamente hasta la saciedad, no se aportaban nunca comentarios idóneos, se incurrían en errores gravísimos casi todo el tiempo y la presentadora monopolizó la conversación interrumpiendo sin ninguna consideración a sus invitados, reporteros y comentaristas. Sólo se podría salvar del programa a dos de los comentaristas, que aún así sólo merecieron un simple aprobado, el experto en protocolo y la periodista de Casa Real.
El título de Camilla tras su boda podrá ser Reina
Compromiso de Carlos y Camilla
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El viernes, 8 de marzo, a las 10.05 horas de la mañana daba comienzo el funeral por los restos de Juan Pablo II, unas exequias marcadas por su carácter de funeral de Estado ya que correspondían no sólo al Jefe de la Iglesia Católica sino también a un Jefe de Estado (el Vaticano), pero también por el fervor popular y la mediatización, que duraron 3 horas.
Millones de fieles agolpados en torno a la Basílica, sólo 300.000 dentro de la Plaza de San Pedro, cientos de mandatarios y más de 3.000 periodistas retransmitiendo al mundo el acto funerario. Todo esto confirió a este acontecimiento el calificativo de excepcional, ya que difícilmente se reúne en un acto oficial a más de 200 personalidades de todo el mundo, con la dificultad que ello supone. Este funeral ya es el más multitudinario de la historia de las exequías papales, además de ser el acto más multitudinario de la historia de funerales internacionales. Millones de personas lo siguieron desde sus casas y cientos de personalidades se desplazaron al Vaticano para sentarse, incluso, al lado de su enemigo como le sucedió a Israel e Irán.
En la calle, conmoción y pena contenida, cansancio, tras las largas horas de peregrinación. La universalidad pretendida por Juan Pablo II durante su pontificado quedó patente en el juego multicolor de banderas e idiomas que salpicaban los rincones de uno de los estados más pequeños del mundo.
Protocolo para las autoridades
Los servicios de protocolo de la Santa Sede barajaban varias opciones en lo que se refiere a normas de ubicación de los asistentes: la primera, siguiendo el orden alfabético –en inglés o francés- y la segunda, tomando como referente la fecha del establecimiento de las relaciones diplomáticas de cada país con la Santa Sede. En cualquier caso, existía la posibilidad de posibles roces entre los presentes.
Finalmente se optó por la ordenación alfabética en francés –lengua oficial de la diplomacia vaticana- que dejó a la delegación española colocada entre la eslovena y la estadounidense.
Situado a la izquierda del altar, en el lugar destinado para las autoridades gozaron de una posición de privilegio, entre otros, los monarcas españoles, situados en primera fila de honor. Esto puede responder a “su condición de Reyes católicos”. A la izquierda de don Juan Carlos y doña Sofía se encontraban sus homólogos de Dinamarca, también de condición católica, mientras que a la derecha aparecían los soberanos de Jordania.
El protocolo marcaba que los invitados se situasen por categorías: primero jefes de Estado y después primeros ministros, embajadores… etc. Así, en la segunda fila, tras los Reyes se pudo ver a los presidentes George Bush y Jacques Chirac. Tres filas más atrás se encontraba el presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, junto al resto de miembros de la delegación española.
Hay que indicar que la Delegación española se compuso por: Los Reyes, el presidente del gobierno, Zapatero, el jefe de la oposición, Rajoy, y el ministro de Exteriores, Moratinos.
El lugar contiguo al de los Reyes de España, la delegación italiana, encabezada por el presidente italiano Carlo Azeglio Ciampi y su esposa, y la polaca, las dos naciones que han tenido una relación privilegiada con el difunto.
Destacó la ausencia de Rusia y China.
Novedades entre las autoridades religiosas
Además de la notable presencia de mandatarios civiles de todo el mundo, se reunieron en torno al féretro de Su Santidad autoridades de la iglesia ortodoxa, los principales Patriarcas orientales, de Constantinopla, Alejandría y Armenia, entre otros. Junto a ellos, arzobispos, obispos, párrocos de Roma, canónigos de San Pedro y demás religiosos católicos, colocados por orden de importancia, desde la zona más cercana al altar hacia fuera, en la parte derecha del altar. También estuvieron representantes de las religiones judía, musulmuna y budista, además de autoridades cristianas luteranas, anglicanas, calvinistas, ...
La principal novedad ha residido en ver por primera vez, en una ceremonia de estas características, al Patriarca de la Iglesia Autónoma Griega. La gran ausencia la ha marcado el jefe de la Iglesia moscovita.
Los fieles rompen el protocolo
En diversas ocasiones a lo largo de la ceremonia, la voluntad de los fieles se impuso al estudiado y medido ceremonial litúrgico. El oficiante, cardenal decano Joseph Ratzinger, vio interrumpida la homilía en varias ocasiones. En el momento de las recomendaciones y despedida, tras entonar la Letanía de los Santos, los fieles comenzaron a corear el nombre del Papa muerto y la palabra “santo”, mientras se escuchaba crecer el número de aplausos.
El Papa que más santos proclamó durante su pontificado fue aclamado como tal por sus fieles, un hecho insólito hasta ahora. Idéntica explosión de calor popular se vivió al final mientras en procesión se devolvían los restos de Juan Pablo II al interior de la Basílica.
Ceremonial religioso
La notable repercusión mediática del funeral de Juan Pablo II no facilita la introducción de numerosos cambios en el desarrollo del ceremonial religioso, sin embargo, se han podido ver esta mañana novedades de interés, sobre todo en los que se refiere a los símbolos y la sobriedad, que diferencian a éste de los funerales papales anteriores.
Por ejemplo destacó la impresionante sencillez del féretro, sin adornos, y su colocación sobre una alfombra, despreciando el uso del tradicional catafalco. Esta estética sigue el uso novedoso marcado por Pablo VI en su funeral –el antecesor de Juan Pablo II dejó escrito que quería simpleza en su funeral, una tumba en la tierra y no deseaba monumentos-, si bien puede entrar en contraste o contradicción con la gran solemnidad que en todo momento rodea el acto.
Recordamos que el cuerpo del Pontífice se introdujo en las Grutas Vaticanas en un primer ataud de ciprés, con una pequeña cruz en la tapa y una referencia al “Totus tuus”, el lema de su pontificado. Sobre su rostro, un velo blanco. En el féretro guardó un bolso con medallas conmemorativas de su Pontificado, la mitra y el 'Rogito', un documento sobre su vida. Después el ataúd se introdujo en otro féretro de plomo para evitar la humedad y, por último, en otro de madera de avellano. Una lápida de mármol blanco selló la tumba con las palabras 'Johannes Paulus P. P.II', no un sarcófago.
(Los Reyes de España están sentados en el cuarto banco de la primera fila contando de derecha a izquierda. Ocupan los sitios de la izquierda de dicho banco. Están en un lugar privilegiado como puede observarse).
Detalles de protocolo litúrgico
-La ceremonia:
Fundamentalmente, las diferencias entre un funeral y otro las marcan los propios Papas, que designan cómo quieren que se desarrollen las exequias en sus últimas voluntades, pero también las circunstancias históricas e incluso algo tan impredecible como la climatología.
El acto religioso que vivó Roma se enmarca dentro de la más fiel tradición vaticana, adherida al ordenamiento litúrgico de la Capilla Sixtina. Una de las normas que impone esta normativa es que las honras fúnebres deben presentarse en canto llano. La música gregoriana, la “oficial” de la iglesia latina, puso otra de las notas tradicionales del evento, al igual que el Cristo medieval que se colocó a la izquierda del féretro. En el apartado musical, los cantos antifonales fueron interpretados por los miembros de la Capella Giulia, que dirige un sacerdote español, Pablo Colino, siendo los encargados de señalar el comienzo, el ritmo y el final del funeral.
Son muchos los símbolos que pueden extraerse de una ceremonia de estas características. Por ejemplo, los doce hombres encargados de portar el féretro del Papa fallecido son los mismos que llevan la silla gestatoria el día de la proclamación; el ceremonial litúrgico no tiene luto, en él los signos hablan de entrada a otro mundo, al igual que sucede en la entronización del nuevo Papa, al que se le recuerda su condición de “polvo”.
-La liturgia :
Fueron varios los idiomas que se usaron durante la liturgia. El celebrante, Joseph Ratzinger comenzó a oficiar la misma en latín, aunque luego el idioma predominante fue el italiano. Como ya apuntaban algunos expertos, se utilizaron durante la misa varios idiomas: el francés, usado durante la homilía –la parte más protocolaria y formalista donde se saluda a todos los presentes y se hace una sencilla y no ostentosa biografía del fallecido-; el español, idioma que aglutina a la mayor cantidad de fieles y que sirvió para la primera lectura; el inglés (homilía y segunda lectura) y el swahili, filipino, polaco, alemán y portugués, escuchados en el momento de las plegarias. Un homenaje más al carácter universal de Juan Pablo II.
A la hora de elegir las lecturas, primaron aquellos textos de la época Pascual, signos de la resurrección de Cristo. De los Hechos de los Apóstoles se leyó el Salmo 64 y 22 y la Carta de San Pablo a los Filipenses. Para el evangelio, una elección expresa, propia de la liturgia fúnebre Papal: el evangelio según San Juan, 21, 15 y 19, que relata cómo Jesucristo pregunta a Pedro tres veces si éste le ama y el capítulo 6.
-El vestido:
La vistosidad ha sido una de las notas predominantes en esta ceremonia, en la que los miembros del Colegio Cardenalicio no portaron su color protocolario (es el morado el color de los hábitos corales propios de eventos de gran relevancia) sino que iban vestidos de rojo, el color litúrgico propio a la muerte de un Papa, y la mitra. Obispos, arzobispos y diáconos portaron, ellos sí, sus hábitos violáceos mientras que el resto de sacerdotes y los canónigos –no ordenados obispos-vistieron la tradicional sotana con la sobrepelliz negra.
Entre los invitados, respeto absoluto a las normas protocolarias que se marcan para la ocasión: para ellos, traje oscuro, frac o uniforme de gala sin condecoraciones –en señal de respeto-; para ellas, traje corto negro con la opción de portar o no mantilla del mismo color.
En San Pedro se ha visto como casi todos optaron por el luto riguroso y fueron muchas las mujeres que contemplaron adecuado el uso de la mantilla negra, incluso entre las soberanas católicas –como es el caso de la Reina Sofía o la Reina Fabiola- cuya condición les permite acudir de blanco al funeral del Papa, opción que ninguna ha seguido en esta ocasión.
-Solemnidad mediática:
El mundo entero estuvo pendiente de cada movimiento que se producía esta mañana en la Plaza de San Pedro. Cadenas de todo el mundo, desde Estados Unidos hasta Israel interrumpieron sus programaciones habituales para dar cuenta de este acontecimiento histórico, que ha contado con una cobertura sin precedentes para un acto de estas características.
La enorme solemnidad que reinó en estas originales exequias, en las que se aunó la tradición latina con la liturgia y usos bizantinos, ha contado con millones de testigos en todo el mundo, que han despedido a su manera al que fuera “Papa de los jóvenes”, “Papa de todos”.
Tras finalizar la ceremonia de difunto por el alma de Juan Pablo II, los encargados del traslado toman el féretro para llevarlo en procesión, a través de la puerta de Santa Marta, hacia las Grutas Vaticanas. Los fieles aplaudieron cuando los silleros les presentan el féretro. Repicaronn las campanas de San Pedro como despedida del hombre que ha guiado a católicos de todo el mundo por más de 26 años. Los invitados abandonaron sus bancos y entraronn en la Basílica de San Pedro donde se saludaron.
En las grutas se hizo la inhumación, en la capilla donde estuvo el cuerpo de Juan XXIII, ante unos pocos cardenales y no se retransmitió por las televisiones.
al concluir el funeral, se abrió el novenario de misas por el Papa en la Basílica, que se prolongará hasta el 16 de abril, dos días antes de que comience el cónclave. De éste saldrá el 265 sucesor de San Pedro y se hará la siguiente gran ceremonia, La Proclamación del nuevo Papa.
Fotos de la ceremonia
Fotos de las personalidades
Fotos de la inhumación