viernes, abril 15, 2005

Funeral de Estado en Mónaco por Rainiero III

La sobriedad y la emoción contenida han marcado los funerales de Estado de Rainiero III de Mónaco, en una solemne y protocolaria ceremonia cargada de tristeza, que contó con la presencia de reyes, príncipes y líderes políticos de varios continentes.

La jornada comenzó con la llegada de las autoridades al Palacio.
Desde las 10:00h de la mañana no dejaron de llegar caravanas de coches a la plaza del Palacio de Mónaco donde venían las delegaciones de decenas de países e instituciones del mundo.
En total 61 delegaciones internacionales presentaron sus respetos a Rainiero III de Mónaco. De ellos, todas las casas reales del mundo enviaron a alguien para asistir al funeral.
Estuvieron algunos Jefes de Estado como el Rey de España, Don Juan Carlos, los Reyes de Suecia, Gustavo y Silvia, el Rey de Bélgica, Alberto, y la Reina de Noruega, Sonia, además de Jacques Chirac con su esposa Bernadette.
Según las comitivas iban llegando a palacio, las personalidades iban entrando primero a la capilla ardiente para despedirse del Príncipe Rainiero, y después subían las escaleras de palacio para dar el pésame a la familia Grimaldi.
Tras finalizar las caravanas, los ayudantes de las casas reales bajaron al patio de palacio mientras Alberto II se dirigió al salón para hablar con éstas.


A las 11:00h comenzó el Cortejo de Personalidades que caminó hasta la catedral de San Nicolás, situada a unos centenares de metros.


A las 11:30h comenzó a prepararse el Cortejo Fúnebre.
La guardia de gala del principado formaba en el patio del palacio.
Todos los funcionarios de palacio estaban presentes en el patio bajo las arcadas de los soportales, portando una rosa de color rojo o blanco, color de Mónaco.
Las 4 personas más allegadas a Rainiero sacaron de la capilla ardiente sobre almohadones violáceos, todos los atributos del Príncipe reinante hasta ahora. Sobre esos cojines iban sus más importantes condecoraciones, 3, y su sable.
6 funcionarios de palacio sacaron el féretro de la capilla ardiente y se colocaron en el centro del patio.
Los portadores de los atributos del Príncipe se colocaron tras el féretro.
Sorprendentemente, y por deseo del fallecido, Odin, el perro de Rainiero, se colocó tras ellos con una correa negra en señal de luto. (Este detalle es habitual en los cortejos fúnebres de familias reales, pero suele ir el caballo del difunto, no su perro).
La cofradía de los penitentes negros de la Misericordia, a la cuál pertenecía el fallecido, se colocó a continuación en su lugar.
La guardia del principado tomó el relevo para portar el féretro, como dejó escrito el finado, siendo 10 carabinieri los que sostuvieron sobre sus hombros el ataúd cubierto con dos banderas, la bandera del Principado de Mónaco y la bandera de la Casa Grimaldi.
El arzobispo de Mónaco ocupa su lugar en cabeza del cortejo.
La familia Grimaldi salió de palacio y bajó las escaleras para situarse tras el féretro.



A las 12:00h la música de duelo comenzó a sonar, interpretada por tambores y cornetas de los carabinieri, y tras el primer cañonazo el cortejo comenzó a andar hacia la catedral por el mismo camino que las autoridades.
La familia iba tras el féretro en comitiva. El primer grupo lo formaban de derecha a izquierda, la princesa Estefanía, el príncipe Alberto y la princesa Carolina. Tras ellos iban los hijos mayores de la princesa Carolina y sus hijastros.
Durante todo el trayecto no dejó de sonar la música de duelo y los cañonazos.


Finalmente, y con media hora de retraso en el horario previsto (Jacques Chirac fue la autoridad que llegó con mayor retraso rompiendo la planificación), el cortejo fúnebre llegó ante la catedral.
Allí, la guardia le rindió honores.
Después el personal de palacio volvió a coger el féretro de las manos de los carabinieri para entrar a la catedral de San Nicolás.


La catedral tenía las escaleras decoradas con flores rojas y blancas. En el portal estabann los cortinajes de luto en color azul oscuro. La puerta central tenía el escudo Grimaldi y las puertas de los laterales tenía el emblema de Rainiero, dos erres entrelazadas en color blanco.
Tras entrar a la catedral se colocó el féretro ante el altar. De nuevo la guardia tomó su lugar colocando primero las 3 coronas de flores rojas y blancas, en forma de corazón, una de cada hijo, ante él. Después colocaronn otras coronas más pequeñas, de los nietos. (Acto típico de los funerales en Francia).
A continuación se pusieron unas peanas de metacrilato para poner sobre ellas los atributos del fallecido. Las condecoraciones, 3 , van al frente y a los lados y el sable se colocó sobre el ataúd.
La familia se sentó al fin, a la derecha del altar la Princesa Antonniette, hermana de Rainiero, Carolina, Alberto y Estefanía. A la izquierda del altar, los nietos Casiraghi y los hijos del príncipe de Hannover.
Curiosamente la guardia no dejó de custodiar el féretro. 7 carabinieri estarán durante toda la ceremonia religiosa custodiándolo como llevan haciéndolo desde el pasado domingo.



El arzobispo de Mónaco, Bernard Barsi, dio comienzo al funeral religioso.
Los jóvenes situados en la izquierda del altar encienden los tres cirios que están en el lado derecho del féretro, adornados por rosas rojas.
El momento más emotivo fue la lectura de una oración a petición de Rainiero -"protege a nuestro príncipe"- que simbolizaba el relevo de padre a hijo.
La misa finalizó a las 14:00h.
El príncipe Alberto se levantó y se acercó al féretro. Salió de la catedral.
Tras él las princesas Estefanía y Carolina se acercaron al féretro y después salieron.
Fuera el arzobispo y los miembros de la iglesia los despidieron.
Salieron el resto de personas de la familia real y se dispusieron a volver a palacio.
Las personalidades salieron de la catedral y regresaron a palacio.
Ya en palacio, Alberto II ofreció a todas las personalidades asistentes una recepción.


Pero el funeral no acabó aquí. A las 18.30 de esta tarde se celebró una segunda misa de réquiem en la catedral, para los monegascos, ya que su poca capacidad impidió que asistieran a la misa de la mañana.
Después, a última hora de la noche ,fue enterrado en la más estricta intimidad familiar al lado de la tumba de su esposa, la Princesa Gracia de Mónaco.

DETALLES:


-El cortejo fúnebre recordó inevitablemente las exequias, 23 años antes, de la madre de los príncipes ya que fue muy similar.


-La música fue una vez más un elemento básico en el ceremonial de las exequías. Durante el cortejo sonó una música de duelo interpretada por la guardia con tambores y cornetas(similar a la música de Semana Santa en España, pero que es típica en los funeral en Italia). En la misa en la catedral se interpretaron una gran variedad de piezas de música clásica, sobre todo de Bach y Beethoven, así como cantos gregorianos. Para ello participó el coro de la catedral, los Niños Cantores de Mónaco, la Orquesta Filarmónica de Monte Carlo y el titular del Gran órgano.


-El funeral tuvo un retraso de 30 minutos causado por el presidente francés Jacques Chirac que llegó con retraso.


-La participación de la población en el cortejo fue pequeña. Los monegascos decidieron seguir atentamente por televisión y las pantallas gigantes colocadas en las iglesias del principado, los actos de despedida de Rainiero.


-La seguridad estuvo blindada en este pequeño país, de sólo dos kilómetros cuadardos siendo el segundo más pequeño del mundo tras la Ciudad del Vaticano. Durante la ceremonia del funeral el espacio aéreo y marítimo estuvo cortado y todos los desplazamientos por tierra estuvieron controlados. Para ello los carabinieri, polícia monegasca, necesitaron la colaboración de la policía francesa e italiana, poniendo en marcha un dispositivo de seguridad que comenzó el domingo.


-La ETIQUETA del funeral no fue correcta para todos los asistentes.
Este funeral de mañana exigía chaqué oscuro y corbata negra para los caballeros, y traje corto de luto con la cabeza cubierta para las damas.
Una vez más las damas se vistieron adecuadamente cumpliendo la etiqueta. Todas ellas iban de riguroso luto llevando sombrero o velo negro sobre la cabeza. (Las princesas de Mónaco llevaban velo como dicta la tradición católica).
En cambio los caballeros no cumplieron la etiqueta. Muchos de ellos asistieron con traje de luto, traje oscuro con corbata negra, y para colmo con abrigo (el abrigo en esta ocasión está completamente prohibido). Los inadecuadamente ataviados fueron la mayor parte de los presidentes de gobierno y representantes de organismos internacionales. Por ejemplo Jacques Chirac fue mal vestido, aún siendo un Jefe de Estado, mientras que su esposa iba correctamente con velo sobre la cabeza.
También hay que destacar que Alberto II no iba de uniforme, sino de chaqué.


-LUTO
Durante toda esta semana, los restos mortales de Rainiero han sido expuestos a los monegascos y las autoridades presentes en el Principado en la capilla de San Juan Bautista, dentro del palacio de la familia Grimaldi. Autoridades de Mónaco indicaron que, en estos días, han pasado a darle su último adiós 10.000 de los 32.000 residentes.
La espera de entre siete y nueve días a la muerte del soberano para celebrar los funerales es tradición en la casa Grimaldi.
Está previsto que el duelo nacional por la muerte del soberano dure un mes para el Principado.
En cambio para la Familia Real y los trabajadores de Palacio el luto durará tres meses, hasta el 6 de julio.
Cuando finalice el luto, se proclamará a Alberto II como monarca del Principado de Mónaco.


-Rey Juan Carlos I
El Rey Juan Carlos I fue la personalidad más importante, después del presidente de Francia, Chirac, que acudió al funeral de Rainiero.
Pero entre las casa reales, el Rey fue la personalidad más importante de todas. Y ello quedó patente en varios detalles, uno de ellos, muy fácil de ver, fue la retransmisión televisiva del cortejo donde se le enfocó solamente a él en primer plano y durante mucho tiempo.
El otro detalle es observar como se sentaron dentro de la catedral las personalidades. El Rey ocupaba el segundo lugar, estando en el primer banco de la derecha del altar, al lado del presidente de Francia y esposa.
Recordemos que esto se debe a que la familia Grimaldi tiene unos lazos muy estrechos de amistad con la casa real española.
Por último destacar que llevaba como miniatura en la solapa del chaqué el tosión de oro.

El funeral de Estado por Rainiero III cumplió el protocolo muy bien.

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