La noche del domingo se celebró la Ceremonia de Entrega de los Goya o los XIX Premios Anuales de la Academia. Allí pudimos ver como se produjo un error gravísimo por parte del equipo organizador de la gala.
El escritor Antonio Gala fue el encargado de presentar y entregar la estatuilla al Mejor Guión Adaptado. Todo iba bien hasta que Gala leyó el nombre del premiado diciendo: "Goya para José Rivera, por Diarios de motocicleta", y el público comenzó a aplaudir.
Resulta que pasaron los minutos y nadie se acercó al escenario. Gala, con un gran sentido del humor y con una gran capacidad de improvisación dijo: "No sé si se ha ido en la motocicleta".
Tras esperar otro minuto mientras el público miraba hacia todos los lados, incluso las cámaras de televisión que retransmitían en directo enfocaban varios planos del patio de butacas, no apareció nadie. Finalmente un hombre de la organización se acercó a Gala y le dijo al oído lo que tenía que hacer.
Gala, con gran educación y comportándose mucho mejor que la organización del evento que parecía no tener nada de tacto para solucionar el problema (causado por ellos mismos), dijo: "Me acaban de decir que recojo yo mismo el premio en nombre de la Academia".
Y tras decir eso se acercó al micrófono desde donde hablan los premiados y continuó: "Dedico este premio a la famia de José Rivera"
Al final todo el mundo se rió mucho y Gala salvó el problema. Repito, Antonio Gala con su sentido de humor e improvisación salvo la situación, que pudo ser muchísimo más bochornosa de lo que fue.
Una vez más este gran tropiezo de la Entrega de los Goya nos demuestra la falta de profesionalidad de ciertas ceremonias. Este problema nunca tuvo que haber sucedido si se hubiera hecho lo que dicta el Ceremonial.
1.Confirmar la asistencia de los invitados al acto, días antes.
2.Conocer quién va a recoger el galardón si la candidatura llega a ser premiado, días antes.
3.Confirmar la asistencia de los invitados al acto, en las puertas del lugar.
4.Confirmar quién va a recoger el galardón si la candidatura llega a ser premiado, otra vez, cuando uno se va a sentar en la butaca.
En función de lo que confirmemos, se sabrá a quien se entregarán las estatuíllas.
Así, usando estas simples normas evitaríamos desastres como el de ayer.
Se habría avisado a Antonio Gala de que él tenía que recoger el premio y nadie pasaría un mal rato.
En Periodistas 21 también recogen este error.
Ceremonia = Previsión, NUNCA IMPROVISACIÓN
lunes, enero 31, 2005
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