Alfredo Rodríguez comenta en su cuaderno de bitácora una clásica frase de la Biblia. La encontramos en el Nuevo Testamento, en el Evangelio según San Lucas 14, 7-11 (Elección de asientos):
"Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a ti y a él; te diga: 'Deja el sitio a éste', y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto. Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: 'Amigo sube más arriba'. Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa"
Esta frase, a pesar de su antigüedad, representa una de las grandes problemáticas del protocolo: la precedencia.
La precedencia, dicho de un modo simple, es una ordenación (en este caso referida a personas).
Dicha precedencia, en función del tipo de acto y de los asistentes a este, se regirá por diferentes reglas: legales, sociales, familiares, ...
Pero el protocolo, según algunos "la ciencia de ordenar", consigue situar a cada asistente en el lugar que le corresponde de manera justificada.
Pero lo malo de la precedencia es que, más veces de las que puede parecer, muchos asistentes al acto se colocan donde no deben estar. Y ahí es donde podemos usar de ejemplo la párabola anteriormente citada del nuevo testamento.
El ser humano es vanidoso, y esa vanidad requiere la búsqueda de un mayor honor aunque el derecho no lo conceda. Y aunque han pasado más de 2000 años, todavía hoy sufrimos estas situaciones.
Alfredo comenta que la parábola "es una filosofía, una forma de ser y de actuar: no siempre te pondrán en tu sitio, pero se deberá a un error o a una falta de consideración que, desde luego, no te hará ser menos; pero tampoco estar más arriba sin corresponderte te hará ser más importante; más bien al contrario.
Por otra parte, no hay que autoaplicarla de forma inflexible, pero por experiencia puedo decir que es una consideración que debe tenerse en cuenta. Para colocar a las personas en su sitio estamos los servicios de Protocolo; si hacemos bien nuestro trabajo, y ese es nuestro deber, sabremos identificar a cada persona y colocarla en su `puesto en formación´".
Por eso estaría bien que todos los asistentes a un acto siguieran estos consejos:
-Sentémonos donde nos indiquen, no donde queramos.
-Si desconocemos nuestro lugar, evitemos ocupar los sitios que suelen estar reservados (por lógica son los primeros).
-No obstante, si alguien nos advirtiera que estamos mal situados, no debemos montar un espectáculo por ello y atenderemos a las explicaciones para colocarnos correctamente.
-No olvidaremos que el servicio de protocolo siempre procurará ordenar a los asistentes de un acto del mejor modo posible. Confiemos en su profesionalidad.
viernes, marzo 31, 2006
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