-Martínez-Correcher:
La reforma de los Estatutos de Autonomía pondrá fin a los 23 años de paz protocolaria que disfrutaba España. Habrá cambios del protocolo en vigencia en un corto espacio de tiempo.
Aún se desconoce cómo cambiará el sistema protocolario con la entrada en vigor de los estatutos, y por ello tendremos que construir la casa desde los cimientos, tal y como sucediera en 1983 partiendo de la Constitución, elemento que hizo muy fácil construir la casa del protocolo. Todo está en proyecto, por lo que es más prudente esperar la entrada en vigor de los nuevos estatutos autonómicos. Los posibles choques protocolarios tendrán solución porque la cuestión básica es que dos personas no pueden estar en el mismo lugar para evitar que se estorben el uno al otro.
Las modificaciones de protocolo necesitan apoyo para que sean eficaces a todos los niveles.
La Universidad de Oviedo es un referente del estudio protocolario, por haber sido pionera en la instauración de la titulación -que actualmente también se imparte en Elche y Madrid- y porque causa sensación de seriedad y de espíritu.
-Felio Vilarrubias:
Una persona, al aceptar un cargo público, tiene que aceptar también las normas del juego. Todos estos «boicots» al protocolo son sólo la punta del iceberg de una sociedad que prescinde cada vez más de los formalismos. Una sociedad sin normas de educación social, sin brújulas que señalen un Norte, significa caer en un mundo plenamente material.
Protocolo es el cuidado de los sentimientos, la fidelidad a las raíces. Nuestros políticos inventan atuendos o actitudes falsas, y encubren un intento del retorno a la caverna, destruyen lo más sagrado que le queda al hombre del siglo XXI.
La globalización no tiene por qué ser la vulgarización de las costumbres.
-Julio Carbajo:
El protocolo permite guardar un orden, unos valores, el respeto por los símbolos y que todo salga con fluidez. Sin él todo se convierte en un caos.
El protocolo trata temas serios, no sobre cómo se deben comer langostinos en la mesa.
-Pablo Batlle:
Pidió que se recupere la figura del coordinador estatal de protocolo, que esté al margen de los partidos políticos y sea nombrado para períodos de cinco años. Añadió que entre las funciones de este profesional estaría también la coordinación de las condecoraciones de Estado, nacionales y de la nobleza.
La figura del jefe de protocolo del Estado se implantó en 1983, pero en 1996 sus funciones pasaron a ser desempeñadas por el director de protocolo de la Presidencia de Gobierno que tiene exceso de trabajo y está demasiado vinculado al partido en el Gobierno.
El profesional de protocolo del siglo XXI deberá ser muy creativo a la hora de diseñar un acto, darle un toque de distinción y que al mismo tiempo sea sencillo y elegante. Un acto, un evento, una ceremonia tienen un mucho de spot publicitario, un poco de folclore, algo de circo y unas cuantas dosis de music-hall lírico.
-Ramón María Moreno (subdirector general de Protocolo de Presidencia del Gobierno):
Esperar una atmósfera más conveniente antes de cambiar la normativa protocolaria que se intuye por la evolución del Estado de la autonomías.
El decreto aprobado en 1983 ha respondido durante más de 20 años a las pautas protocolarias de España y quizá bastaría con algún tipo de enmienda o norma adicional para no modificar la base que ha funcionado muy bien.
La aplicación analógica de las normas para suplir los vacíos jurídicos ha sido la piedra angular del sistema protocolario en España y habría que valorar la posibilidad de una hipotética reforma dentro de un consenso adecuado y una atmósfera.
La reforma del decreto no será tarea fácil, aunque puede ser conveniente cuando entren en vigor los diferentes Estatutos.
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